Si no consigues adelgazar porque tu metabolismo está ralentizado, modificar algunos hábitos dietéticos te ayudará a conseguir activarlo de forma sencilla y, sobre todo, sin correr ningún riesgo para la salud.
Pon en «hora» tu reloj de las comidas
Reparte tu dieta en cinco comidas diarias y respeta un horario regular. Comiendo de forma ligera y con frecuencia, no solo conseguirás mantener la sensación de saciedad hasta la siguiente comida, sino que, como para hacer la digestión gastas energía, si comes varias veces al día, tendrás más gasto energético.
Desayuno completo y rico en proteínas. Lo ideal es tomar una ración de cereales integrales, un lácteo desnatado y fruta. Incluir una ración de proteínas en esta comida contribuye a activar la quema de calorías.
Al mediodía, nutrientes “buenos”. Es importante priorizar los alimentos con fibra y pocas calorías (hortalizas y frutas) para conseguir la energía justa pero sentirte saciada.
Cena ligera y completa. Esta comida debe ser algo más ligera que la comida, es especialmente importante que restrinjas las grasas y que no te pases con los hidratos de carbono.
Un truco para adelgazar que funciona
A media mañana: que tu metabolismo no “pare’:
Tomar un tentempié a media mañana, además de evitar que comas mucho al mediodía, activa la digestión y así gastas más energía. Asimismo, no dejar pasar más de 3 horas entre comidas te permite alejar la sensación de hambre, que enlentece el metabolismo.
Batido de yogur con papaya. El yogur desnatado mejora la pérdida de grasa, y la papaya la digestión.
Piña al aroma de canela. La piña con la canela es una combinación que acelera el metabolismo.
Manzana al horno con arándanos. La manzana ayuda a “quemar» y con arándanos se elimina grasa.
A media tarde: una infusión:
Digestiva. Combina manzanilla, poleo menta hinojo con una gelatina casera de frutas.
Hepatoproctectora. Infusiona alcachofa, boldo o diente de león y acompáñala de una fruta.